Modelos de desarrollo
Los modelos de desarrollo a través de la historia se sustentaron en distintos parámetros, donde el crecimiento, tal cual se plantea en la economía actual, no siempre fue relevante, aunque siempre estuvo presente. Por ejemplo, en la economía política clásica de Adam Smith o David Ricardo, el rol preponderante se planteaba en la problemática de la distribución y la productividad. Según ellos, la profundización de la división de trabajo permite una especialización, y ésta, a su vez, incrementa la productividad laboral. Con ello aumenta la cantidad de bienes y, por consiguiente, el "bienestar de las naciones". Con su "teorema de las ventajas comparativas de costos", aplicado hasta el día de hoy por la política, David Ricardo fundamentó el efecto positivo del comercio internacional sobre el bienestar. Sin embargo, la productividad laboral sólo puede aumentar si un monto creciente de capital reemplaza y libera a un número creciente de trabajadores. Así nacería la "población excedente". No obstante, Ricardo se mostró optimista y supuso que las liberaciones podrían ser compensadas por el crecimiento. En su caso, esto no dio origen a una teoría de crecimiento y por ello, la economía de la autosuficiencia contemplativa sin acumulación y crecimiento, concebida por John Stuart Mill en la tradición de la economía política clásica, no significa un corte sino que refleja aún el anclaje de la vida en el mundo agrícola. Recién con el desarrollo de la industria pesada y la racionalización completa de la vida a la manera de Ford, se levantó esta ancla agrícola. La vida se vuelve agitada y el crecimiento se convierte en norma. La contemplación no tiene cabida en el nuevo régimen de tiempo.
Marx, por su parte, planteó que la acumulación capitalista, como consecuencia del incremento de las fuerzas productivas, depende cada vez menos de las limitaciones generadas por la obstinación de los trabajadores, sea ésta causada por la naturaleza humana o por los limitantes que resultan de la corporeidad de la energía somática. El método de sustitución del trabajo por el capital se aplica también para contrarrestar las reacciones de rebeldía de los trabajadores contra las exigencias disciplinarias del proceso productivo capitalista. "Desinserción" significa ahora también independencia de las condiciones naturales y sociales que limitan la "autorrealización del valor", es decir limitan el crecimiento autorreferencial. Las explicaciones de Marx sobre la reproducción ampliada en el modo de producción capitalista (segundo tomo de El Capital, MEW 24) se van a convertir, más tarde, en una de las fuentes de la teoría moderna de crecimiento. Sin embargo, en las obras de Marx no se encuentra un tratamiento de los problemas del crecimiento en el sentido moderno. Al contrario, el autor se refiere a la presentación del ciclo económico estacionario de los fisiócratas del siglo XVIII como la "ocurrencia más genial de la economía política hasta la fecha" (Marx, MEW 24: 319). El racionamiento de los fisiócratas se basó en la siguiente pregunta: ¿cómo logran las "rueditas", es decir las diferentes unidades de un circuito, entrelazarse para permitir un equilibrio? (y, por consiguiente, posibilitar un desequilibrio de crisis). El incremento de la productividad, liberado de los límites naturales, y, por consiguiente, el crecimiento económico no cabían en su horizonte, pues para los fisiócratas, los agricultores formaban la única "clase productiva". Por ello, fue el suelo y no el trabajo el que se consideró como base del valor.
También el neoclasicismo del siglo XIX y la teoría del bienestar de comienzos del siglo XX trataron las cuestiones del crecimiento apenas al margen. Para ellos, la distribución del producto fabricado y la asignación de los factores de producción eran más importantes que el crecimiento. Esto cambió en los años 1920. Después del cambio macroeconómico keynesiano de los años 1930, el tema del crecimiento aparece en la agenda de la teoría económica, especialmente como consecuencia de la reciente "competencia entre los sistemas". El éxito del "sistema" se mide en las mayores tasas comparativas de crecimiento, porque el objetivo declarado es "alcanzar y pasar" o mantener la ventaja. El crecimiento se convierte en un fetiche cuya savia está conformada por recursos energéticos fósiles, especialmente el petróleo. Mientras que fluya el petróleo, hasta las suposiciones más estúpidas sobre el crecimiento infinito y triunfante podrán reclamar para sí cierta plausibilidad. Incluso muchos "economistas ecológicos" no sólo creen que el crecimiento es bueno, lo consideran también factible, ecológicamente sustentable y hasta necesario para garantizar la "modernización ecológica"
Luego, los "futurólogos" de los años 60 proyectaron el presente hacia el futuro, definiendo el futuro como una especie de "presente más (+)". Es decir que el fetiche del crecimiento va acompañado de una noción de tiempo que gira alrededor del presente. Siendo el futuro el presente más (+), el presente se convierte en futuro menos (-). El futuro es "hecho presente" como escribe Günther Anders, es decir se descuentan los intereses no acumulados a una tasa determinada. Con el discurso del crecimiento, la calidad desaparece del desarrollo humano y la cantidad se impone al pensamiento y la acción. Hasta mediados de los años 1979, el crecimiento continuo constituyó la base del compromiso corporativo. El concepto de crecimiento se impone. Hoy en día es tan normal que nadie lo cuestiona. El economista E.J.Mishan escribe a propósito: "
Desde la II Guerra Mundial, el concepto específico y científico del crecimiento ya no es simplemente uno de varios objetivos sociopolíticos. Al igual que la vara de Aron convertida en serpiente, el concepto del crecimiento se tragó a todos - o casi todos - sus rivales… La tasa de crecimiento es el indicador del progreso adulado por los políticos de todos los partidos. Como criterio que permite comparar el rendimiento macroeconómico de diferentes países, el indicador de crecimiento se ganó el reconocimiento internacional…" (Mishan 1980: 21)
Hoy, el aumento de la población, las necesidades energéticas y de recursos de la tierra como agua y minerales han dado lugar a la revalorización de lo que se conoce como Economía Ecológica o Biofísica, entre los cuales se destaca Charles Hall. Los promotores y fundadores de esta línea de pensamiento son los economistas K.E. Boulding; H. E. Daly y Nicolas Georgescu Rogen y los ecologistas C.S. Hollihg y H. T. Odum. Estos autores contribuyeron con una serie de textos y artículos que jugaron un papel trascendental en el desarrollo de la economía ecológica. A finales de la década de los sesenta, H. E. Daly propone la idea del "Estado Estacionario de la economía" asociado con el objetivo de minimizar el uso de materiales y energía en la economía. Esta fue una contribución esencial al debate del crecimiento. Este autor también escribió extensamente sobre la escala física de la economía, sobre el medio ambiente y los tratados internacionales y los indicadores de bienestar sostenibles (J. Van Den Bergh. 2000).
K.E.Boulding se dio a conocer en la economía ecológica con su ensayo "The Economics of the Coming Spaceship Earth" publicado en 1966. En donde el autor presenta al planeta tierra como una "nave espacial" que parte a realizar un largo viaje, en donde solo tendrá una fuente de energía externa: la energía solar, tendrá unas existencias de recursos dependiendo de su capacidad para almacenar elementos antes de partir, pero, a medida que disminuyan las existencias, también lo hará la esperanza de vida para aquellos que están a bordo de la nave, de no ser, claro está, que encuentren algún modo de reciclar el agua y materiales y generar fuentes de alimento. El trabajo de Boulding destaca la necesidad ver la tierra como un sistema económico cerrado, en el que la economía y el medio ambiente no se caracterizan por tener relaciones lineales, sino por una relación circular. Esta metáfora de la nave espacial refleja las implicaciones del principio del balance de masas y puede también ser vista como una premonición de la visión moderna de los problemas ambientales globales. (Pearce and Turner. 1995)
El economista y Estadístico Nicolas Georgescu Rogen, es reconocido por centrar su interés en el estudio de las propiedades termodinámicas de los procesos; incorpora en su análisis el tiempo no newtoniano, propio de los fenómenos irreversibles; y formula una ley que incorpora la materia a la termodinámica a igual nivel que la energía, cuyo enunciado es: "la materia disponible se degrada en forma continua e irremisible en materia no disponible" (Georgescu-Roegen,1993), que se corresponde en forma análoga con la ley de la entropía (2ª ley de la termodinámica) para la energía. En los años sesenta y setenta escribió una publicación seminal sobre los fundamentos de la economía los cuales han sido muy criticados por los economistas neoclásicos estándar. En particular su interpretación del proceso económico en el contexto de la termodinámica ha generado importantes debates en la economía ecológica.
C. S. Holling es quizás el ecologista que ha tenido directa influencia en la economía ecológica, sus ideas sobre la estabilidad y resiliencia de los ecosistemas constituyen las más referidas nociones de ecología teórica, las cuales fueron trasladadas al contexto del estudio de la biodiversidad. También desarrolló la idea de que los ecosistemas terrestres no son necesariamente los patrones de sucesión a seguir, pero pueden ser la repetición de un ciclo, estas ideas han tenido gran influencia en la aproximación a modelos integrados y manejos adaptativos. (J. Van Den Bergh. 2000).
El ecologista de los sistemas H. T. Odum tiene gran influencia en la EE a través de su aproximación al análisis emergente el cual puede ser aplicado a los diferentes usos de la economía ecológica y ha sido usado por muchos de sus estudiantes entre ellos Constanza, Hall, Jansson. En el análisis emergente todos los productos ambientales y servicios están respaldados en la energía solar, la cual constituye la fuente de energía básica de los procesos y funciones ecosistémicas. Fue el mismo Odum quien propuso aplicar el método de estudio integrado de las interacciones economía - ecología incorporando escalas locales y globales. J. Van Den Bergh (2000).
El aporte de estos autores, nos dan una base para pensar el desarrollo de nuestras sociedades donde la problemática ecológica integre los modelos económicos y que nos permita establecer modelos de desarrollo donde la sustentabilidad sea compatible con la necesaria utilización de los recursos naturales.
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