POR UN DISCURSO DEL MÉTODO PARA LA ENERGÍA

Por Víctor Bronstein.

Somos una civilización de alta energía sustentada en la combustión de petróleo, carbón y gas natural. Tanto en nuestro país como a nivel global, los combustibles fósiles participan con más del 85% en la matriz energética primaria. En este contexto, el debate no debe apuntar a lo urgente sino a lo importante. Y dentro de lo importante, lo primero a tener en cuenta son las cuestiones metodológicas, ya que definen las posibilidades y los límites de una política energética. Lo primero que hay que distinguir es que nuestra vida moderna se sustenta en tres flujos energéticos: alimentos, combustibles y electricidad.

Hoy, estos flujos están interrelacionados, pero no mezclados. Todos son necesarios, pero no se pueden reemplazar unos a otros. Además, hay uno que es el predominante: los combustibles, ya que los otros dos flujos dependen de ellos. En nuestro país, más de 60% de la electricidad se genera a partir del gas. A nivel mundial, 40% se genera a partir del carbón y 25% a partir del gas. Por otra parte, 95% del transporte se mueve con derivados del petróleo. Esto hace que hoy, sin petróleo no puedan producirse alimentos. Es decir, hoy el petróleo es irreemplazable y es el recurso maestro de nuestras sociedades.

Si bien uno tiene la esperanza de que las energías renovables vayan reemplazando progresivamente a los combustibles fósiles, hay que reconocer que este proceso será lento y llevará varias décadas.La Agencia Internacional de Energía calcula que para 2040, los combustibles fósiles todavía participarán con 79% en la matriz energética mundial, y con una perspectiva de aumento del consumo del petróleo de alrededor de 1 millón de barriles diarios cada año.

Es en este panorama en que uno debe pensar las políticas para el sector hidrocarburífero, teniendo como objetivo lograr un autoabastecimiento que puede sostenerse en el tiempo, ya que es la única manera de garantizarnos nuestra seguridad energética. Además, debe tenerse en cuenta que la industria petrolera tiene una dinámica particular donde confluyen aspectos económicos, científicos, tecnológicos, políticos, sociales y ambientales, los cuales generan un grado de complejidad importante en el desarrollo de las políticas hacia el sector.

En este sentido, hay cuatro aspectos que son relevantes para el desarrollo de los recursos hidrocarburíferos en nuestro país:

Reafirmar la importancia fundamental de YPf como empresa mixta; dado que es la herramienta clave para atraer inversiones y llevar a cabo una política energética tendiente a lograr el autoabastecimiento.

Repensar la relación entre la Nación y las provincias para la implementación de una única política para el sector.

Generar las condiciones para atraer inversiones, fundamentalmente para el desarrollo de los recursos No Convencionales del shale y el tight. Esto no se reduce sólo a una cuestión de tarifas sino también a la capacitación de recursos humanos, desarrollo de proveedores locales, costos laborales y obras de infraestructura.

Apostar a la exploración en nuestro Mar Argentino.

Las miradas de urgencia sin un análisis metodológico y de perspectivas de mediano y largo plazo nos pueden distorsionar la situación actual del sector, equivocarnos sobre la evolución de la actividad petrolera en nuestro país y, lo que es más importante, al confundir el presente nos pueden ocultar el futuro.

Original: http://shaleseguro.com/10823-2/

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