"Estado Islámico, y su horrenda estrategia, no puede ser tolerado más y debe ser destruido" Barack Obama.
La atención del mundo se encuentra centrada en el Estado Islámico (ISIS), en sus actividades y las maneras de derrotarlo. Además de la estrategia militar, sus finanzas son una parte importante de esto. Las potencias occidentales han logrado cierto éxito al restringir grupos hostiles atacando sus flujos financieros. Sin embargo, el ISIS ha demostrado ser más resistente, no solo debido a su control territorial, sino también porque se cree que la mitad de sus ingresos provienen del petróleo. Bombardear su infraestructura petrolera parece una medida lógica pero como veremos, no es tan sencillo.
Se calcula que la producción de crudo en los territorios bajo el control del Estado Islámico oscila entre 34 y 40 mil barriles diarios. El petróleo se vende en un precio que va desde los 20 a 45 dólares el barril, lo que permite a esta organización ganar aproximadamente 1 millón y medio de dólares diarios. Es importante destacar que la gran amplitud que existe en el precio se debe a que el petróleo del ISIS se vende de contrabando en el mercado negro donde no existe un único precio de referencia. Según el Financial Times, se sospecha que en la lista de compradores a la organización terrorista habría varias multinacionales estadounidenses que operan en la región.
La mayor parte del petróleo que produce el ISIS está ubicado en el este de Siria, donde la organización se afianzó en 2013, poco después de retirarse del noreste, un área de importancia estratégica pero sin petróleo. Además, cuando se abrió camino por el norte de Irak y tomó Mosul, el Estado Islámico también se hizo de los importantes yacimientos de Ajil y Allas, en la provincia iraquí de Kirkuk.
Figura: Territorio ocupado por el ISIS con las principales zonas productoras de petróleo. Fuente: voltaire.org
La pretensión que tienen Estados Unidos, Francia y compañía de cortar el flujo petrolero a través de bombardeos se enfrenta a una serie de obstáculos difíciles de superar. En primer lugar, los segmentos más importantes de los pozos de petróleo son subterráneos (tuberías de perforación), además debido a los sistemas tecnológicamente anticuados, no existe un centro de control al cual atacar sino que se debe ir pozo por pozo. Y por si fuera poco, si eso sucediera, igual el petróleo seguiría fluyendo hacia la superficie y simplemente alcanzaría con recogerlo.
Queda claro que el Estado Islámico ha ido adaptando su producción a la guerra. Otro ejemplo claro son las refinerías. A medida que éstas son bombardeadas, las que no quedan destruidas son reparadas y se produce un producto de inferior calidad que igual puede ser vendido, o bien se procede la venta de petróleo crudo, sin refinar. Los márgenes son menores, pero igual aporta grandes volúmenes de dinero.
La última opción consiste en el bombardeo de los camiones cisterna que transportan el crudo hacia fuera de su territorio, como hizo Estados Unidos el lunes pasado que dejó 115 vehículos destruidos. La enorme flota de camiones que posee el ISIS son un resabio de la época de Saddam Hussein. Sin embargo, en este punto también existe otra dificultad, ya que al ser una gran flota de medios de transporte altamente descentralizada es difícil de atacar. Además de las consideraciones humanas hacia los conductores que no necesariamente forman parte de la organización yihadista.
Desde los años de Saddam Hussein y debido a las sanciones económicas impuestas a Irak que limitaban la venta de crudo en el mercado mundial, los terrenos que hoy ocupa el ISIS hace rato que se han convertido en una gran zona de contrabando, por lo cual esta organización se ha encontrado con una estructura propicia para la venta de petróleo en el mercado negro.
Sin poseer un sistema eficiente, pero al tener una buena cantidad de la producción de uno de los petróleos más baratos del mundo (la extracción de un barril en esa zona cuesta alrededor de 5 dólares), el ISIS obtiene gran parte de la renta que utiliza para funcionar. Por lo tanto el objetivo de los bombardeos consiste en obstaculizar la producción e incrementar los costos y así reducir los ingresos. Sin embargo, si el ISIS puede continuar solventándose a pesar de todo esto y con un precio de alrededor de 40 dólares por barril.