Geopolítica Del Petróleo
Todas las sociedades preindustriales obtenían su energía de fuentes que eran transformaciones casi inmediatas de la radiación solar, ya sea a partir del viento, las corrientes de agua o el proceso de fotosíntesis que producía alimentos y leña y que resultaban renovables en un relativamente corto período de tiempo. La particularidad de estas fuentes de energía era que estaban distribuidas entre las distintas comunidades y no requerían de una organización especial para su obtención. La energía no era un problema.
Cuando comienzan a utilizarse los combustibles fósiles se produce un cambio sistémico en la producción de energía y la organización social, ya que el reemplazo de la madera por carbón requirió resolver muchos problemas técnicos y organizativos relativos a la extracción, transporte y usos industriales propios de las economías de escala. Sin embargo, desde el punto de vista político, como el carbón se encontraba en los países que lo utilizaban, el pasaje de la leña al carbón como fuente energética no generó tensiones geopolíticas ni los problemas de intervenciones y luchas por el dominio de las reservas que luego surgirían con el petróleo. A diferencia del carbón, el petróleo no se encontraba en los países europeos centrales y Estados Unidos tenía casi el monopolio de la producción a fines del siglo XIX. Sólo una pequeña producción rusa evitó que el monopolio fuera total. Esto hizo que Gran Bretaña, Holanda, Francia y Alemania desarrollaran estrategias geopolíticas para acceder a las regiones donde se encontraban las reservas, apoyando a sus empresas e interviniendo en asuntos de estados. Esto generó el sistema de concesiones territoriales y que la industria petrolera tendiera a concentrarse en grandes empresas. Por esto, las características del negocio petrolero es tal que desde sus comienzos trascendió la lógica de los mercados y las empresas. En su dinámica, caracterizada por el valor estratégico e irreemplazable del petróleo, deben distinguirse tres actores principales: Empresas, países productores y países consumidores.
La relación entre estos actores fue dinámica y el eje del poder fue cambiante, y podemos distinguir distintas etapas en la evolución del negocio petrolero, cada una de ellas caracterizadas por las relaciones entre los actores y el valor estratégico que los gobiernos le adjudicaron al petróleo. La primera etapa se extiende desde el origen de la industria hasta unos años después de la finalización de la Primera Guerra Mundial. Esta etapa se caracteriza por el nacimiento y la formación de las grandes compañías petroleras: la Standard Oil, la Royal Dutch-Shell, y la Anglo- Persian. Como Estados Unidos tenía gran cantidad de reservas petroleras, la preocupación del gobierno norteamericano en esta etapa se concentró en controlar las prácticas monopólicas de la Standard Oil, la cual no estaba demasiado preocupada por obtener reservas fuera de su país. Gran Bretaña, en cambio, ante la falta de reservas en su territorio, apoyó decididamente a la Royal- Dutch Shell en su estrategia expansiva para explotar las reservas en los territorios que la tuvieran. Incluso, contrariando la postura ultra liberal que pregonaba Inglaterra en aquella época, en 1911, por iniciativa de Winston Churchill, el gobierno británico se compromete directamente en el negocio petrolero y se asocia a la Anglo Persian Oil Company con el objetivo de garantizarse el combustible para su armada, sin depender de la Standard Oil ni de la Royal Dutch Shell.
La Primera Guerra Mundial marcó un primer punto de inflexión en el desarrollo del negocio petrolero, ya que los países involucrados comprendieron el alto valor estratégico, no solo económico, de la industria petrolera. Esto quedó demostrado por la superioridad de la flota británica lograda a partir de transformar sus buques para que sean alimentados a fuel oil en vez de carbón. Esta etapa culmina alrededor de 1920 cuando Estados Unidos comienza a preocuparse por el agotamiento de sus reservas. Esto genera una gran conmoción en el gobierno americano y un cambio de estrategia, que lleva al gobierno a apoyar a la Standard Oil y a otras empresas norteamericanas en su búsqueda de reservas por el mundo. El apoyo del gobierno de EE.UU. a sus empresas nacionales da lugar a una nueva etapa que se extiende hasta 1930. Esta etapa se caracterizó por las luchas entre las grandes empresas por el dominio de las zonas de producción. En este período es claro el apoyo de los gobiernos a sus empresas, dando lugar definitivamente a lo que podemos llamar la diplomacia petrolera. En este período de búsqueda de reservas por parte de las grandes compañías petroleras apoyados por sus respectivos gobiernos, se produce la creación de YPF en Argentina, que también tuvo un sentido geopolítico, ya que el objetivo era defender los recursos petroleros ante la estrategia de las grandes empresas internacionales de acumular reservas y, al mismo tiempo, tratar de lograr el autoabastecimiento.
Esta etapa culmina en 1930 con el Acuerdo de Achnacarry que da comienzo a la creación de un mercado cartelizado y donde las grandes compañías acuerdan los precios del petróleo a través del sistema Gulf Plus, suprimieron la competencia y realizaron acuerdos y convenios para evitar guerras de precios y adjudicarse mercados. Esto se debe a que, por las particularidades de la producción petrolera, durante casi toda su historia, la oferta de crudo superó siempre a la demanda.
A partir del nuevo orden mundial que surge en la posguerra, se abandona el sistema de precios a la vez que se desarrollan las empresas estatales europeas, fundamentalmente en Francia e Italia, dando lugar a una nueva etapa en la historia del desarrollo petrolero. En esta etapa empieza a tener cada vez más fuerza el nacionalismo dentro de las naciones productoras que obligan a cambiar las reglas de juego con las “big oils”, donde los países con reservas empiezan a luchar por obtener mayor participación en el negocio. Así se crea, en 1960, la OPEP, cuya importancia recién se va a hacer sentir a partir de marzo de 1971. En ese mes, la Texas Railroad Comission, que desde 1935 regulaba la producción petrolera en EE.UU. con el objetivo de garantizar los precios del crudo, dispuso un cambio de reglas, de tal forma que los productores norteamericanos ya no estaban limitados a producir una cantidad determinada de petróleo. Este hecho, aparentemente administrativo, tuvo una consecuencia enorme, ya que el poder para controlar los precios del crudo se corrió de los Estados Unidos a la OPEP.
Esta situación inaugura una nueva etapa, caracterizada por el poder de la OPEP para la fijación de los precios del petróleo y la administración de la producción de crudo. Este poder se vio claramente ratificado en el embargo que dispusieron los países productores en 1973, lo que provocó la primera crisis del petróleo y un alza espectacular de los precios del crudo a partir de establecer cuotas de producción, la nacionalización de las reservas petroleras y la creación de empresas estatales en los países de Medio Oriente. Desde entonces, se estableció una tensión permanente entre los países productores y los países consumidores para definir los niveles de precios del crudo y la manera de garantizar el abastecimiento. Para contrarrestar el poder de la OPEP, los países “desarrollados” que eran los principales consumidores/importadores, crean en 1974 la Agencia Internacional de Energía. Por otra parte, en EE.UU., se crea la Secretaría de Energía con el objetivo de establecer políticas que disminuyan la dependencia del petróleo y aseguren lo que los estadounidenses llaman la “independencia energética”. Esta tensión se resolvió en distintos momentos no sólo por criterios económicos sino también políticos. Por ejemplo, en 1986 el gobierno de Reagan acuerda con el Rey Fahd de Arabia Saudita aumentar su producción de crudo para hacer bajar el precio y desestabilizar así a la Unión Soviética que se había beneficiado con los altos precios del petróleo.
En 2005 comienza una época de aumentos muy importantes del precio del crudo que alcanza su máximo en 2008, cuando llega a US$ 149 el barril. Este aumento fenomenal del precio del petróleo, a diferencia de la década de los setenta, tuvo que ver con cuestiones geológicas, no políticas, definidas por haber alcanzado el “peak oil” del petróleo convencional, lo que dificultaba satisfacer la creciente demanda impulsada por la entrada de China, e India en menor medida, a la civilización industrial. En ese momento EE.UU. se había convertido en el primer importador de petróleo, alcanzando a importar el 60% del crudo que consumía. La invasión a Irak y luego a Libia, junto con los aliados europeos que también dependen del petróleo de Medio Oriente, son un ejemplo de las luchas que genera el asegurarse la provisión de petróleo.
Hoy, con el desarrollo de los recursos no convencionales del shale, el mundo ha entrado nuevamente en una etapa donde la oferta de crudo puede satisfacer la demanda, sin embargo, las tensiones geopolíticas no han disminuido. Europa sigue dependiendo del petróleo y gas importado y EE.UU. importa un 40% del petróleo que consume. Mientras el petróleo no tenga una fuente energética que lo reemplace, la problemática geopolítica seguirá vigente.
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