Combustibles Fósiles

El sol energiza a nuestro planeta y los combustibles fósiles (producidos por la energía solar) son los que posibilitaron el desarrollo de nuestras sociedades modernas de alta energía. Nuestra civilización actual ha sido posible gracias a la quema del carbón, el petróleo y el gas que nos proveen la energía térmica que necesitamos para la producción, el transporte y la generación eléctrica, de forma concentrada en pequeños volúmenes y a un precio accesible.

El desarrollo sin precedentes que vivió la humanidad en los dos últimos siglos, tanto a nivel económico, político o social es producto de la disponibilidad masiva de energía generada por los combustibles fósiles.

Los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) tienen su origen en la materia orgánica (plantas, algas, microorganismos) acumulada durante millones de años. La vida sólo es posible gracias a la fotosíntesis que transforma la energía electromagnética del sol en energía química. Por eso, los combustibles fósiles pueden definirse como energía solar concentrada, de ahí su poder y su importancia. Hoy en día constituyen la fuente de energía que mueve al mundo, ya que más del 80% de la energía utilizada a nivel mundial proviene de estos combustibles. En particular, más del 95% del transporte del mundo se mueve con derivados de petróleo, por lo que el mundo como lo vemos hoy, con un flujo permanente de personas y mercaderías sólo es posible gracias a este combustible.

El carbón y el gas por su parte, son indispensables para la generación eléctrica. Actualmente más del 60% de la electricidad a nivel mundial se generan a partir de estos recursos, también se utilizan en menor medida algunos derivados del petróleo como el fueloil y el gasoil. El gas natural, es el combustible fósil que menos emisiones genera por lo que está aumentando su participación en la matriz energética, en el camino hacia un modelo energético más sustentable donde la producción de electricidad a partir de energías renovables irá creciendo.

Los combustibles fósiles, principalmente el petróleo y el gas, también tiene una importancia fundamental en la industria petroquímica, la cual nos provee la base para miles de artículos de uso cotidiano. A partir de la utilización de crudo como materia prima se obtienen plásticos, asfaltos, cosméticos, caucho artificial, jabones, pinturas, etc. Por su parte, el gas natural se utiliza para la fabricación masiva de fertilizantes, por lo que el sistema alimentario mundial depende de estos combustibles. Hoy, alimentar a 7500 millones de personas sólo es posible gracias a los combustibles fósiles.

A pesar de los problemas políticos y ambientales que generan, los combustibles fósiles todavía no tienen sustitutos y son muy difícil de reemplazarlos. Esto se debe a su alta densidad de energía y potencia, lo que permite tener energía a la mano cuando y donde se la requiera, ya que por sus propiedades son fáciles de almacenar y transportar. Por ejemplo, mientras las baterías de ion-litio tienen una densidad energética de menos de 1 MJ/kg, el gas natural posee una densidad de 55 MJ/Kg, la nafta 46 MJ/Kg, el diesel 45 MJ/Kg, el petróleo crudo 44 MJ/kg y el carbón mineral con un promedio 24 MJ/Kg.

Estas propiedades únicas de los combustibles fósiles hacen que sea muy difícil encontrar fuentes sustitutas, lo genera tensiones políticas y ambientales, a la vez que grandes desafíos tecnológicos. El reemplazo de los combustibles fósiles por otras fuentes de energía será difícil y no es seguro que pueda lograrse y, además, el proceso de sustitución llevará varias décadas. La Agencia Internacional de Energía calcula que la utilización de estos combustibles bajará del 82% actual a nivel mundial al 78% para 2040. La era de los combustibles fósiles no ha terminado.

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