Por Victor Bronstein
La lógica repercusión del anuncio presidencial sobre el nacimiento de una nueva YPF puso en segundo plano el concepto político fundamental del proyecto de ley que establece como objetivo prioritario del país el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos con el objetivo de garantizar el desarrollo económico del país.
Cuando se crea YPF, en 1922, nuestro país no contaba con una ley de hidrocarburos y el objetivo fundamental entonces fue tener una herramienta para defender el recurso petrolero de la avidez de las grandes empresas extranjeras y evitar el monopolio en la comercialización de combustibles. En 1923, Mosconi define un plan estratégico para la empresa con tres objetivos fundamentales: 1) Hacer de YPF una empresa integrada con producción, destilación, transporte, almacenamiento y distribución. 2) Actuar como regulador del mercado, bajando los precios a niveles convenientes a los intereses nacionales, arrastrando en ese movimiento a las empresas privadas. 3) Lograr el autoabastecimiento. Este último punto fue el gran fracaso de Mosconi y marcó la historia del petróleo en nuestro país, donde sólo en breves períodos este objetivo fue cumplido.
Sin embargo, en aquel entonces el mundo contaba con grandes reservas de petróleo y, por lo tanto, la búsqueda del autoabastecimiento tenía fundamentalmente un objetivo económico, ya que provocaba un déficit importante en nuestra balanza de pagos.
Ese fue el escenario de los ‘90, donde se implementaron en nuestra región las políticas de reforma del Estado y de integración energética impulsadas por Estados Unidos. En ese momento se consideraba que el petróleo no tenía valor estratégico y que era un commoditie más.
Hacia finales del siglo pasado comienza un nuevo escenario generado por el ingreso de China e India a la civilización industrial y porque los recursos petroleros convencionales comienzan a dar síntomas de agotamiento. Por primera vez en la era del petróleo, la oferta tiene dificultades para satisfacer la demanda. Ante esta situación, la búsqueda del autoabastecimiento trasciende la cuestión económica para instalarse como un objetivo político fundamental. Así lo entienden los países desarrollados y también China, quienes buscan garantizar su suministro energético a partir de tomar posiciones geopolíticas agresivas y, simultáneamente, buscar acuerdos con los países que tienen más reservas de hidrocarburos.
En este contexto, América latina tiene una situación particular, ya que cuenta con los recursos para autoabastecerse energéticamente. Por lo tanto, debemos ampliar el concepto de autoabastecimiento al de seguridad energética regional.
Original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/192008-58660-2012-04-17.html