Pros y contras de la energía eólica

La energía eólica aprovecha la energía cinética del viento y la convierte en electricidad, aunque también se puede aprovechar para usos mecánicos, como para el bombeo de agua. El aprovechamiento del viento con fines energéticos se remonta por lo menos tres mil años antes de Cristo, cuando se la comienza a utilizar para la navegación. Tradicionalmente se ha empleado en pequeñas instalaciones, pero en los últimos años se han construido parques eólicos para la producción de electricidad a gran escala.

Las corrientes de viento y las características geofísicas de cada región del planeta varían, por lo tanto no todos los países tienen el mismo potencial para el aprovechamiento de la energía eólica. Argentina en particular, cuenta con La Patagonia, que es una zona cruzada por vientos intensos y frecuentes, lo que le brinda un potencial eólico muy importante para la generación de energía eléctrica.

Podemos afirmar que La Sociedad Industrial ha evolucionado a su punto actual en torno a la energía almacenada en los hidrocarburos. El crecimiento económico depende de la provisión de estos recursos, que por sus propiedades energéticas son hasta el momento técnicamente insustituibles. Sin embargo, el agotamiento de los yacimientos de gas y petróleo convencionales a nivel mundial ha provocado el aumento de precios y la proliferación de conflictos geopolíticos entre los países que buscan asegurarse su abastecimiento.

La energía eólica es una fuente de energía alternativa o complementaria cuyo desarrollo ayudaría a diversificar la matriz energética, fundamentalmente para la generación eléctrica, y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Este es uno de los principales argumentos que se emplean a favor de este tipo de energía, que se diferencia por su carácter renovable. Señalamos que es complementaria porque no presenta la misma densidad energética de los hidrocarburos (capaces de concentrar gran cantidad de energía) ni la versatilidad de sus derivados.
Por ejemplo, actualmente en Europa se producen 99 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo) de energía eólica, en comparación con la demanda de gas que está alrededor de los 450 Mtep. Los suministros de gas a Europa se han visto disminuidos en los últimos tiempos, y el desarrollo eólico ayudó a paliar esta situación, contribuyendo a mantener el nivel de demanda eléctrica.

La disminución de las emisiones de dióxido de carbono y el menor impacto ambiental que implica su uso es el otro gran argumento a favor.

La energía eólica se utiliza fundamentalmente para generar electricidad de modo directo. Esto supone una ventaja, debido a que es altamente eficiente para generar y utilizar la electricidad directamente. Sin embargo, la generación directa es también una de sus mayores debilidades. La electricidad eólica se debe utilizar al instante en que se genera, el problema es que el viento no sopla siempre con la misma intensidad, y presenta intermitencias. El principal argumento en contra de la energía eólica es la intermitencia irregular del viento.

No hay coincidencia entre la disponibilidad del viento y los patrones específicos propios de la demanda eléctrica. El sistema de generación de energía necesita mecanismos de control para ser capaz de coincidir con patrones de demanda muy específicos (en las horas pico de la noche por ejemplo). La salud de toda nuestra economía y de la población, entre otros asuntos, dependen de este control. Es esta falta de control del flujo de energía, su principal problema. Para garantizar una adecuada integración de la generación eólica en los sistemas eléctricos se debe considerar cierta incertidumbre asociada a este tipo de fuente. Para solucionar este problema la producción eólica se complementa con otras fuentes de energía, lo que genera gastos asociados y el diseño de redes de ingeniería específicas, para poder asegurar la cobertura de la demanda energética.
Una posible solución para el problema de la intermitencia sería lograr el almacenamiento de la energía generada. Pero hasta la fecha, el uso de los sistemas de almacenamiento de energía para la integración de energía eólica se ha limitado a pequeñas instalaciones. No existen en la actualidad las tecnologías de almacenamiento a gran escala, por lo que esta solución sigue siendo un deseo, hasta el momento.

Podemos afirmar, a modo de conclusión, que los sistemas energéticos requieren de la combinación de tres variables que definen su implementación:

La sustentabilidad: Es decir, establecer un sistema energético que tenga el menor impacto posible sobre el medio ambiente.

La seguridad: Tener garantizado el acceso a fuentes de energía.

La disponibilidad: Contar con fuentes que nos provean en el momento que las necesitamos y por el tiempo necesario.

Las energías alternativas son una opción segura y sustentable pero que todavía no cumplen con la condición de disponibilidad. En el caso particular de la energía eólica, el problema es que no está disponible en un día sin viento, cuando el flujo se interrumpe. La clave para lograr que estas energías cumplan la condición de disponibilidad está en el desarrollo de sistemas de almacenamiento. La investigación para lograr sistemas de almacenamiento masivos será fundamental para lograr una transición energética hacia fuentes más limpias y sostenibles.

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