La Argentina no parece estar pasando por su mejor momento en términos energéticos. Depende quién haga el diagnóstico, el futuro es pesimista u optimista. En su opinión, ¿cuál es la situación real del tema energético, específicamente del petróleo?
Víctor Bronstein: –Bueno, en realidad el problema en Argentina es el que tiene todo país en desarrollo, con muchabs cuestiones de infraestructuras. Uno lo puede asociar con los problemas que tenemos en los ferrocarriles o en las rutas. Y fundamentalmente porque en los últimos 10 años el crecimiento económico genera crecimiento de la demanda energética, las curvas del producto bruto interno y de la demanda energética son curvas paralelas, es decir que la característica de nuestras sociedades modernas es que son sociedades de alto consumo energético, la industrialización llega a consumir mas energía. Por ejemplo pongamos como caso China, que hasta el año ’95 era exportador de petróleo, hoy es el segundo importador de petróleo detrás de Estados Unidos. Hasta el año 2006 era exportador de gas, hoy ya importa gas. Y hasta el 2011, 2012 se autoabastecía en carbón y hoy está importando carbón. Es decir, el gran crecimiento que tuvo China hace que demande mucha energía ese crecimiento y no siempre uno lo puede autoabastecer. Porque lo que hay que entender es que la energía no es una cuestión solamente de inversión-capital-tecnología, como es en otras actividades industriales y trabajo, sino que la energía tiene que ver con recursos naturales, entonces uno a veces los tiene y otras no. Los países desarrollados tradicionalmente siempre fueron grandes importadores de energía, de alguna u otra manera, entonces eso que se plantea como un tabú, “estamos muy mal porque estamos importando energía” es una falacia, el tema no es si importás energía o no, la cuestión es que uno tiene que desarrollarse, para desarrollarse tiene que tener energía, a veces uno la tiene en su propio territorio y a veces no, algunos países la tienen y otros no. Tradicionalmente siempre se dijo “es un país con petróleo, no un país petrolero”, entonces nunca tuvimos mucho petróleo; durante pocos periodos, Argentina se autoabasteció en petróleo, y ahora estamos en una situación distinta de las críticas que se hacían antes de la década del ’90. Antes de la década del ’90, YPF estatal había encontrado reservas suficientes para lograr una producción que permitiera el autoabastecimiento petrolero, pero a YPF le faltaron recursos para invertir en el desarrollo de esas reservas, entonces siempre tuvimos una tensión permanente en la historia del petróleo en la Argentina entre una postura ultranacionalista que decía “el petróleo es nuestro, no podemos dejar que vengan las empresas extranjeras”, pero a su vez al mismo tiempo teníamos que importar petróleo, gastar dólares para importar petróleo porque YPF no tenía la capacidad financiera y técnica a veces para desarrollar ese petróleo. Esa tensión se dio incluso cuando Perón quiere firmar los contratos con la California, casi en el ’55, donde él discute con el propio peronismo, con John William Cooke.
–Históricamente YPF se asoció a una impronta nacionalista, desarrollista, de autoabastecimiento, ¿cuál es la situación actual de YPF y cuáles son sus limites como empresa sin aporte externo? ¿Puede tomar en sus manos la explotación completa de los recursos petroleros argentinos? ¿O necesita imperativamente del aporte de capital y tecnología extranjeros?
V.B.: –Necesita imperativamente capitales, YPF es la empresa mas importante pero produce aproximadamente el 35 por ciento de lo que se produce en petróleo y gas de hidrocarburos en Argentina, no todo depende de YPF. Uno puede plantearse una estrategia como por ejemplo Brasil tuvo con Petrobras durante muchos años, pero la tuvo cuando no tenía mucho petróleo. Cuando Brasil encuentra mucho petróleo, en el ’95, Petrobras como empresa estatal se convierte en mixta para poder cotizar en la Bolsa de Nueva York y poder de ahí obtener recursos para desarrollar el petróleo que había descubierto, porque la actividad petrolera es una actividad capital intensiva, necesita muchísimos recursos entonces todos, incluso los países árabes que tienen mucho petróleo, tienen asociaciones, inversiones, es decir no hay que tenerle miedo. Acá hay un error de no leer bien la historia. Cuando se cuenta la historia de Mosconi y toda esa postura nacionalista de asociar el petróleo a la soberanía, hay que entender que eso fue en un momento donde Argentina no tenía una ley de hidrocarburos, entonces se utilizaba el código minero que era de fines del siglo XIX, con lo cual le daba muchos derechos y posibilidades a la intervención de empresas extranjeras que podían pedir un área de cateo y por ahí durante muchos años no hacer nada y el Estado no tenía derecho a sacársela, entonces Mosconi vio a YPF como la manera de proteger el petróleo, pero ahora nosotros tenemos que decir que en realidad la protección del petróleo se hace no a través de las empresas sino a través de las leyes. Ahora YPF tiene que ser la empresa líder que desarrolle, que invierta, que reinvierta las utilidades en Argentina para desarrollar el recurso.
–Algo así como lo que decía Frondizi, “el petróleo está abajo, no importa quién lo saque”.
V.B.: –Claro, sí. En ese sentido Frondizi siguió un poco la lógica de los contratos de la California de Perón. Lo importante es negociar bien, no importa quién lo saque. Cuando vos tenés una ley de hidrocarburos, entonces recién podés proteger el recurso. La producción petrolera tiene tres grandes actores, que a través de la historia fueron cambiando un poco la dinámica, que son las grandes empresas, los países productores y los países consumidores.
–Ahí está el problema que tiene que ver con el control nacional. Hay dos temas, uno es de quién es el petróleo, si es de las provincias o es de la Nación, y cómo son los controles.
V.B.: –Ahí hay un punto que creo que para mí fue un error histórico de la Constitución del ’94: haber pasado el dominio de los recursos a las provincias. Desde la Constitución del ’49 el petróleo pertenecía a la Nación y en las negociaciones del menemismo para la Constitución del ’94 eso cambia, abriendo una ventana para que las provincias negociaran por su cuenta. Lo importante en la energía, más que el autoabastecimiento, es el concepto que podemos llamar de seguridad energética o sea cómo se garantiza que el Estado utiliza la energía para el desarrollo. Es ahí donde está la actitud soberana. Obviamente, el autoabastecimiento me garantiza la independencia energética pero a veces tengo que importar, entonces lo que hay que tener es una estrategia de generar los recursos para poder importar, generar alianzas estratégicas con los países productores y eso lo tiene que hacer el Estado nacional.
–¿Cuál es la principal limitación de YPF hoy? ¿Es financiera? ¿Tecnológica? ¿De personal?
V.B.: –Fundamentalmente, financiera. Hay dos limitaciones, una primera que tiene que ver con el descenso de la producción que es una limitación geológica, la mayoría de los países –salvo los del Golfo Pérsico que tienen muchas reservas– están disminuyendo su producción. Es una cuestión geológica, cuando uno empieza a producir es como una curva de campana, empieza a aumentar la producción, llega a un punto que es el techo, que es ese punto que se llama peak oil, llegás a ese punto, hay una meseta ahí y después empieza a descender. Estados Unidos hasta 1970 era el mayor productor de petróleo, en 1970 llega a ese punto de peak oil y entonces empieza a decaer y ahora, recién ahora a partir del desarrollo de los yacimientos no convencionales, el shale, empieza a aumentar un poco la producción de petróleo y gas.
–Yendo al yacimiento no convencional del que tanto se habla en la Argentina, ¿cuál es la perspectiva real de Vaca Muerta?
V.B.: –La perspectiva real es muy buena, incluso la semana pasada salió un nuevo informe del Departamento de Energía de Estados Unidos donde ratifica, incluso le aumenta un poco los recursos que tiene Argentina. Dentro de las reservas hay tres tipos, probadas, probables y posibles, entonces cada una tiene un porcentaje. Las probadas son un 90% de probabilidad que existan, las probables un 50% y las posibles un 10%.
–¿Estas certificaciones dependen de cateos, de análisis geológicos?
V.B.: –Se hacen análisis de distintas maneras. Lo que pasa es que el concepto de reservas tiene dos elementos, uno es el aspecto tecnológico porque está el recurso que es la existencia de petróleo y gas y tenés el concepto de reserva, ¿cuándo un recurso pasa a reserva? Cuando existe la tecnología, el dinero y el precio que hacen posible su extracción. Entonces a veces cuando aumenta el precio del petróleo automáticamente aumentan las reservas porque, por ejemplo, si el precio del petróleo, ahora está cerca de 100 dólares, si por alguna razón mágica, una recesión mundial, bajara a 40 dólares, todo el petróleo que por ejemplo está desarrollando Brasil dejaría de ser rentable porque el costo de producción superaría el precio. Por eso, justamente lo que se está acabando en el mundo es el petróleo barato, porque los recursos no convencionales como Vaca Muerta, o el offshore de aguas profundas, son muy costosos.
–Entonces la principal variable es el precio del petróleo.
V.B.: –Bueno, el caso de Vaca Muerta no es tanto el petróleo, porque en Argentina lo que estamos buscando más es gas. Porque en Argentina en este momento el petróleo todavía está medio autoabasteciéndose, estamos ahí, en el límite, lo que estamos importando fundamentalmente es gas, el costo mayor de importación es gas. Y lo que ocurre con el gas es que, a diferencia del petróleo, el gas no es un comodity que tiene un precio internacional en mercados globales como tiene el petróleo. El gas no, es muy difícil de almacenar, muy costoso, no es tan fácil de transportarlo, entonces eso genera mercados regionales con precios diferenciales, negociables. En Argentina, a diferencia de Estados Unidos, el precio del gas se fija en boca de pozo.
–Y en Estados Unidos es donde más se ha desarrollado la explotación no convencional.
V.B.: –Son los que han logrado el desarrollo, porque en realidad esta explotación no convencional del shale se conoce desde hace mucho. En Estados Unidos se conoce desde hace 100 años, en Argentina de la década del ’60, no es que es un descubrimiento… lo que ocurrió es que se sabía que existía pero no estaba la tecnología para recuperar ese recurso, lo que Estados Unidos desarrolló, hay que reconocerlo, con cierto apoyo del gobierno. En cierto momento el gobierno americano impulsó su desarrollo porque el gran problema de Estados Unidos es que desde la década del ’70 vienen luchando por lo que ellos llaman la independencia energética, porque se han convertido en grandes importadores de petróleo, entonces tratan de salir de esa situación.
–En el caso de Vaca Muerta, ¿cuál sería el atractivo, por ejemplo para Chevron o para otros asociados, para invertir en Argentina?
V.B.: –Bueno, en general como el petróleo convencional está dando, en casi todo el mundo, síntomas de agotamiento, entonces para el futuro un poco del abastecimiento de hidrocarburos en el mundo va a estar dado en gran parte por el shale, entonces las empresas salen a buscar dónde hay. Y es atractivo porque el precio que el gobierno está ofreciendo en este momento es atractivo respecto del de Estados Unidos. En estados Unidos el millón de BTU, que es una de las medidas con que se toma el precio del gas, está en este momento en 3,80 dólares, y el gobierno acá está ofreciendo 7,50 dólares, si bien los costos de extracción son mayores que en EE.UU.
–¿Tenés una opinión con respecto al acuerdo con Chevron?
V.B.: –En principio, me parece bien porque una de las cosas que necesita YPF son socios que vengan con recursos financieros, porque si no hacés acuerdos con determinadas empresas que inviertan dinero, tenés que utilizar nada más que los recursos que sacás de la propia utilidad de la empresa, y la reinversión se te hace muy lenta. Ahora estamos importando gas de Bolivia a 11 dólares el millón de BTU, el gas natural licuado que viene en los barcos, depende el año y el momento, está entre 15 y 17 dólares, si yo consigo sacar el gas a 7,5 para el Estado nacional es negocio y además genero trabajo argentino, dinamizo la economía también porque propicio el desarrollo de proveedores, genero un círculo virtuoso. Además, YPF se puede especializar como empresa en este tipo de recursos cada vez más demandados a escala mundial.
–En el mundo hay varios cuestionamientos que tienen que ver sobre todo con el medio ambiente con respecto a la tecnología de la fractura hidráulica, que es la que se usa para extraer del shale, el petróleo y el gas.
V.B.: Creo que sí, que es una tecnología que en principio puede generar cierto impacto ambiental. Es cierto que cuando se empezó a investigar, las primeras operaciones que se hicieron, por ahí no se conocían bien las prácticas tecnológicas que había que disponer para evitar la contaminación de acuíferos y napas superficiales. Entonces al principio hubo algunos problemas de contaminación, hasta tal punto que en Estados Unidos en el año 1969, 1970 se llegaron a probar pequeñas explosiones nucleares, aunque esto no lo cuentan mucho. Creo que hoy en día es una tecnología que está bastante probada y está muy regulada. Me parece bien que los grupos ambientalistas prevengan y obliguen que estas prácticas se hagan con cuidado, pero no me parece bien que se las frene y menos me parece bien que se las frene desde cierta ignorancia. A veces no nos damos cuenta de que toda nuestra vida depende del petróleo porque si el petróleo participa más o menos de un 35 por ciento en lo que se llama la matriz de energía primaria mundial, el transporte utiliza el 95 por ciento, sin petróleo se para el mundo, todo lo que es nuestra vida cotidiana, nuestra ocupación del espacio, nuestro sistema productivo, todo tiene una dependencia muy grande del petróleo.
–Volviendo a Vaca Muerta, ¿cuántos pozos no convencionales hay que perforar?
V.B.: –Hay que perforar miles, miles todos los años. Porque la característica del shale es que el pozo declina muy rápidamente, el primer año ya declina un 50 por ciento y entre 3 y 5 años se estabiliza entre un 10 por ciento de la producción original, con lo cual si me empezó a producir cien barriles por día a los cinco años estoy produciendo 10 barriles, tengo que estar produciendo diez pozos más para compensar esos cien barriles. Por eso se calcula que el precio del barril shale de costo puede estar alrededor de 70 a 100 dólares cuando el convencional en Arabia Saudita les cuesta 2,5 o 3 dólares.
–En este marco, ¿cuál es su visión del futuro petrolero de la Argentina?
V.B.: –Soy moderadamente optimista pero creo hay que ser más cautos en cuanto a los tiempos. No va a ser de hoy para mañana, no va a ser el año que viene. El desarrollo de un yacimiento lleva años, cinco, diez, nosotros vamos a empezar a ver ciertos resultados importante dentro de cinco, diez años, entonces no tiene sentido que todos los años hablen de la crisis energética, que se critique al gobierno o a YPF respecto de la falta de resultados, los tiempos del petróleo son mucho más largos, me parecen una chicanas política de baja calidad, más cuando la hacen personajes que estuvieron al frente de la Secretaría de Energía sin pena ni gloria. No estamos en una situación de crisis energética, hay que pensar que el mundo está en una situación energética complicada. China en 1995 producía 3.400.000 barriles por día y exportaba un millón. Hoy produce 4.300.000, pero consume 10 millones. La producción petrolera depende de cuestiones geológicas, técnicas y financieras complejas, que se pueden resolver o no. El autoabastecimiento es deseable, me garantiza la seguridad energética, pero no hay que rasgarse las vestiduras si en algunos momentos uno no lo consigue.
Original: http://sur.infonews.com/notas/no-hay-crisis-energetica