Hace pocos días se conocieron los resultados que obtuvieron durante el 2013 algunas de las empresas energéticas más grandes, conocidas como las “big oil”. Exxon Mobil, Chevron, Shell y BP registraron descensos en su producción del 2013 respecto del año anterior.
Exxon Mobil reportó una producción promedio de 4,175 millones de barriles de petróleo equivalentes por día (Mbped), un 1,5 por ciento por debajo del 2012. Chevrón anunció que sufrió la caída de su producción en un 0,5 por ciento entre 2012 y 2013, llegando a producir 2597 Mbped. Shell, por su parte, tuvo una producción un 1,9 por ciento menor que en el 2012 y llegó a 3,199 Mbped. British Petroleum (BP) vio caer sus volúmenes de producción a 2.256 Mbped, bajando un 2,7 por ciento respecto al año anterior. La única gran empresa que no siguió esta tendencia fue Total, que registró en 2013 una producción de 2,299 Mbped.
El dato llamativo es que estas caídas se dieron en un contexto de un precio del petróleo que puede considerarse alto, alrededor de los cien dólares, y que las inversiones que realizaron estas compañías fueron muy significativas, para tratar de aumentar su producción de gas y petróleo. Pero el problema es que obtuvieron pocos resultados de sus grandes inversiones.
Las compañías petroleras han reconocido que 2013 fue el peor año en descubrimientos de las última dos décadas. Por ejemplo, la exploración en la costa occidental de África, desde Angola hasta Sierra Leona, no obtuvo los resultados esperados. Lo mismo ha ocurrido con los trabajos de Shell en el ártico. Cada vez es más difícil encontrar nuevos yacimientos. Los descubrimientos tienden a ser más pequeños, más complejos y más difícil de explotar.
La producción de crudo convencional creció aproximadamente un 1,5% por año entre 1995 y 2005, pero a partir de ese año entró en una meseta, a pesar que desde 2004 el precio del petróleo comenzó a aumentar desde los u$s 30 a los casi 110 actuales. Si bien el alza de los precios generó un incremento en las tareas de exploración y en el desarrollo de nuevos yacimientos, sólo se logró compensar la declinación de los yacimientos maduros. Por eso, los aumentos de la producción a nivel global de los últimos años provienen de los condensados del gas natural (etano, propano, butano, pentano), yacimientos de aguas profundas, oil sands y tight (shale) oil.
En cierto modo, las principales compañías petroleras del mundo están sufriendo alguna versión del mismo problema: están gastando más dinero para producir menos petróleo.
Para mantener las tasas de producción, las empresas están corriendo en la búsqueda de nuevas reservas y, al mismo tiempo, están incrementando sus proyectos en gas, ya que les cuesta acceder a las reservas de petróleo convencional a nivel global y el gas está incrementando su participación en la matriz energética mundial. Se está acabando la era del petróleo barato y el mundo se enfrenta a un futuro de cambios económicos y geopolíticos.