El desarrollo del shale ha generado discusiones en Europa durante los últimos años. La técnica de fractura hidráulica ha enfrentado importantes cuestionamientos en algunos países del viejo continente, realizados principalmente por organizaciones ambientalistas. Sin embargo, los problemas económicos sumados al creciente déficit energético que enfrentan los países europeos, y la dependencia de las importaciones de gas y petróleo, lleva a que algunos estén considerando el shale como una alternativa para generar recursos propios. Mientras que Francia y Alemania han frenado temporalmente su desarrollo, otros países como Polonia, Inglaterra y España están considerando la exploración de sus formaciones de esquisto.
España en particular, es el quinto mayor consumidor de energía en Europa y tiene muy poca producción interna de hidrocarburos. El petróleo constituye la principal fuente de energía primaria consumida (un poco más de la mitad del total) seguida del gas natural (cerca del 25%). El país importa el 99,5% de los hidrocarburos que consume, lo cual le genera un costo de alrededor de 45.000 millones de euros en su balanza comercial.
Se estima que el potencial de los recursos técnicamente recuperables de shale gas en el país ibérico asciende a 70 billones de pies cúbicos (Argentina posee 802), lo que constituiría el 80% del total de las reservas españolas de gas natural. Con la puesta en marcha de estps recursos pretendería producir mayor energía propia y reducir las importaciones de gas. Su desarrollo no ha comenzado todavía y según las estimaciones, no comenzará por lo menos durante un año.
Formaciones shale en España
El gobierno español está revisando los proyectos propuestos para el desarrollo de estos recursos. Un argumento que se emplea a favor de los mismos es que su desarrollo podría generar miles de puestos de trabajo, en una coyuntura que encuentra a España con una tasa de desempleo que alcanza el 26%. El gobierno supone también que una nueva fuente doméstica de gas natural podría disminuir las importaciones de energía, bajar las altas tarifas de los combustibles, y reducir el uso del carbón.
La escasez de agua en España, que es un recurso necesario para lograr la fractura hidraúlica, constituye uno de los principales obstáculos para lograr su desarrollo. Además, las formaciones con mayor potencial se encuentran en zonas altamente pobladas (principalmente en las regiones de Cantabria y el País Vasco), y genera dudas y resistencia en las comunidades, que advierten de los riesgos de contaminación.
El debate está abierto.