Por Roberto F.N. Page
Minerales, recursos, reservas, potencial. Para que se formen minerales y yacimientos de interés económico hace falta un conjunto de circunstancias excepcionales. De acuerdo con la tecnología disponible, para que un depósito mineral sea rentable debe poseer niveles de concentración hasta 20.000 veces mayores que los promedios de la corteza terrestre. Este factor varía de elemento en elemento pero para la mayoría de los metales lo usual es un factor de concentración entre 100 y 2000 mayor que el promedio de la corteza. Solo el Ti, Fe y Al requieren porcentajes menores al 100%. Los mecanismos de concentración son varios y entre ellos se destacan los procesos relacionados con el calor y los magmas: la precipitación de cristales, inmiscibilidad de algunos líquidos, fundidos residuales, fluidos y procesos hidrotermales. Otros procesos se vinculan con ciclos sedimentarios en el mar o procesos de meteorización. Cada proceso es un factor de enriquecimiento de determinados elementos respecto de los promedios de la corteza. A lo largo del tiempo geológico y de acuerdo a la dinámica de la Tierra y la movilidad de los continentes cada lugar ha sido sujeto a una variedad de ciclos que determinaron su composición mineralógica y química actual. Es decir que los yacimientos de interés económico son consecuencia de la suma de procesos que se sucedieron desde que se formó el planeta hace 4.500 millones de años y son únicos de cada lugar. Por ello ningún yacimiento es idéntico a otro y el hallazgo de nuevos yacimientos es una ciencia y un arte. Por su parte, la posibilidad real de extraerlos depende de una combinación entre los procesos geológicos, físicos y químicos, la tecnología y energía disponible y la voluntad social de asumir los costos y el esfuerzo necesario. Esa voluntad es cambiante y depende de diversos factores: la ideología dominante, las visiones estratégicas, las políticas públicas de desarrollo, intereses sectoriales contrapuestos, tendencias de los mercados y valor intrínseco de los productos. El potencial minero de un país o territorio es una evaluación de las existencias de minerales ya identificados pero que todavía no se han explotado, complementada por una estimación de la magnitud y valor de aquellos otros que aún no han sido descubiertos pero con indicios geológicos posibles, en el contexto de la visión geopolítica del momento sobre el comercio mundial y las expectativas de las demandas a futuro y sus posibles variaciones. Es decir que el potencial minero de un territorio obviamente depende las condiciones geológicas y metalogenéticas, pero también, significativamente, de factores sociales y políticos.
Factores sociales y políticos. Cuando hace un cuarto de siglo el gobierno argentino implementó su nueva política minera se hizo una importante campaña de comunicación internacional promoviendo inversiones para la minería argentina. El principal concepto que se trató de transmitir era que la Argentina constituía “…la última frontera exploratoria”. El mensaje incluía varios subniveles: por un lado literalmente implicaba que se abría a la exploración uno de los últimos grandes territorios aún no explorados del mundo, cómo si hasta entonces nadie hubiera explorado el país, pero también, el último gran territorio con las reglas de juego de la época. A pocos años de la caída del muro de Berlín, los 90´fueron uno de los periodos del siglo XX más consistentes en sostener los ideales del liberalismo para asegurar la libertad de los mercados, la prescindencia de los Estados y el laisse faire más completo en relación a las competitividades relativas, asimetrías varias, posibles nacionalismos y todo resabio de protección. Lo que entonces se llamaba Consenso de Washington y hoy se refiere comúnmente a la Globalización, se encontraba en la mayor plenitud imaginable. Es claro que la Argentina no era ni es la última frontera, pero sí que la política minera argentina del momento puso en marcha una actividad hasta ese entonces minúscula, y también que los principios del liberalismo en minería vinieron para quedarse por un largo tiempo. Eso significa que la exploración quedará en manos de las empresas multinacionales con su sistema de juniors (empresas muy pequeñas que suelen cotizar en bolsa y realizan las exploraciones mínimas necesarias como para identificar el posible valor de un yacimiento y venderlo a otras compañías capaces de desarrollarlos) y las bolsas de valores generando los fondos para garantizar el financiamiento de los muy grandes y súper grandes proyectos. Los otros, más pequeños o menores, tienden a ser cada vez menos importantes y, si no se modifica el contexto, posiblemente pasarán al olvido. La Argentina, a partir de la implementación de ese modelo de desarrollo parece haberse convertido en un país sólo de grandes minas. Al estilo de lo que hace algunas décadas se afirmaba para Río Tinto donde nada menos de un millón de onzas tenía interés, en la Argentina las mineras se enfocan en los grandes yacimientos. El detalle puede cambiar pero el concepto se mantiene: Para qué invertir en proyectos que a duras penas pueden generar algún dividendo durante pocos años, mejor ir a lo seguro y esos son los grandes proyectos. Y se conocen desde hace muchos años, que ya se publicitaban en el volumen de oportunidades para la inversión en minería editado por la Dirección Nacional de Minería en 1994. Recientemente, el Diario de Cuyo se refería a varios yacimientos metalíferos medianos pero importantes que han quedado fuera del proceso inversor en San Juan: Hualilán, al norte de la ciudad de San Juan, antigua explotación de oro y plata que posee una ley mineral muy alta. Tontal, son minas de plata descubiertas en 1860 ubicadas a 144 kilómetros al oeste de la Ciudad de San Juan. Castaño, descubierta en 1861 a 86 kilómetros del Tontal. Primero en utilizar tecnología de avanzada y usar el proceso de lixiviación. Huachi, antigua mina de oro, cobre y plata ubicada al norte del departamento Jáchal. Distrito El Salado, antiguas minas del departamento de Iglesia descubiertas en 1844 donde abundaba la plata y cobre, tuvo hornos activos para obtención de mineral (Diario de Cuyo, 09/02/2017). La reseña refiere a la provincia de San Juan, pero situaciones similares se producen en la mayoría de las provincias mineras. Sin dudas, hay prospectos e ideas nuevas, pero excepto los desarrollos en litio, son muy pocas las verdaderas novedades. Todo lo dicho significa que el potencial minero real, o el sistema de reservas de minerales y su impacto con la economía real está muy pero muy vinculado a las grandes empresas, las ideologías, los vaivenes de los mercados y en general a cuál es la voluntad soberana de cada país respecto de qué hacer con sus recursos estratégicos.
Geología y minería. Sea como fuere, en tanto país enorme, con 2,8 millones de km2, el séptimo u octavo más extenso del planeta con su territorio alargado de norte a sur, recostado en la Cordillera de los Andes en el oeste, las grandes pampas en el este hasta el Océano Atlántico, los más importantes recursos minerales del territorio argentino están relacionado con los últimos 180 millones de su historia geológica. De los 4.500 millones de años enunciados más arriba, para la argentina, los más significativos en cuanto a las formas, relieves, pendientes, alturas y desniveles, se relacionan con ese corto fragmento del tiempo total. Ello es así por cuanto aproximadamente hace 180 millones de años comenzaron los procesos geológicos que determinaron la ruptura del Supercontinente de Gondwana, una inmensa amalgama de territorios que incluía los hoy llamados Australia, India, África, Antártida y Sudamérica, hace 135 millones de años se inició la separación de África de América del sur dando lugar al desarrollo del Océano Atlántico. Los movimientos de la corteza vinculados a esa ruptura, previos y contemporáneos a la creación del océano determinaron procesos de tensión y ruptura de la corteza que posibilitaron ascenso de magmas volcánicos particulares, tan característicos de las provincias de Rio Negro, Chubut y Santa Cruz. con esos fluidos llegaron también oro, plata y baritina, entre otros elementos. Esos movimientos horizontales de la corteza con los procesos de ruptura, desencadenaron en el borde oeste del continente una intensa interacción entre la base del continente americano, su corteza para ser preciso, con el sustrato del océano pacifico. Esa interacción se resolvió de manera que la corteza debajo del océano pacifico se hundió debajo de la corteza que subyace América. Ese fenómeno, conocido como “subducción” que comenzó con la ruptura del Gondwana y la apertura del atlántico, explica la formación de la cordillera de los Andes, el emplazamiento de la cadena de volcanes, muchos aún activos dado que el proceso continúa en la actualidad, y el consiguiente arrastre de metales hacia la superficie. Los metales derivados de esos procesos son el sustento más importante de los recursos metalíferos argentinos. En su gran mayoría estos yacimientos están vinculados con los procesos de ascenso de material magmático desde la corteza hacia la superficie en asociación con los ciclos de actividad volcánica. El modelo general es que esos metales se encuentran disueltos en los líquidos volcánicos, calientes y mezclados con agua. Al ascender por grietas o zonas de debilidad, favorecidos por cambios de presión y acercarse a la superficie, los fluidos calientes se van enfriando o se mezclan con el agua superficial que se ha infiltrado hasta cierta profundidad. El contraste produce un brusco descenso de la temperatura y la pérdida de capacidad de suspensión de los metales por el líquido forzando su precipitación. De esta manera precipitan el oro, la plata, el plomo, el arsénico, molibdeno, zinc, antimonio y tantos otros elementos. De esa manera los metales precipitan aunque aún se encuentran en profundidad. Esa profundidad puede ser importante, de hasta uno, o dos kilómetros, o menos, pero lejos de la superficie. El mecanismo complementario para que esos depósitos puedan ser extraídos es el siguiente: Esos volcanes o sistemas de volcanes se forman en el ámbito de las montañas que ascienden por efecto de aquella interacción entre las masas de corteza en el límite entre continentes o “placas” que subducción mediante termina hundiendo una corteza debajo de la otra (ver figuras..). En detalle el ascenso de las montañas se debe a un abanico de procesos entre los movimientos violentos de las fracturas (terremotos según nuestra percepción) hasta movimientos suaves, continuos y muy pequeños de pocos milímetros por años pero que a lo largo de los millones de años significan alturas muy grandes, de varios kilómetros. El proceso se completa con la acción de los agentes externos como el agua, el viento y el trabajo de la gravedad que en conjunto producen la erosión de las montañas que cada año permite la vista de aquello que se formó en profundidad y de esa manera los yacimientos están listos para ser descubiertos. Por ser generados por fluidos con agua y calientes, ese tipo de depósitos suelen llamarse “hidrotermales” y de acuerdo a las peculiaridades de la temperatura y profundidad al momento de la precipitación, generan varias alternativas de yacimientos y divisiones entre los Hidrotermales (epitermales, mesotermales, hipotermales, de baja o alta sulfuración, etc.). Se reitera que el modelo esquematizado es el principal proceso formador de minerales metalíferos en la argentina. Hay yacimientos de metales más antiguos que los mencionados y también importantes. Hay otros aún más antiguos en términos de la edad del proceso mineralizante. Por ejemplo, el yacimiento subterráneo en actividad más importante de la argentina es el yacimiento Aguilar, productor de plata, plomo y zinc, localizado en la provincia de Jujuy, que está produciendo desde hace aproximadamente 80 años (1929). Sus minerales se formaron durante el periodo Cámbrico, hace aprox. 500 millones de años, como consecuencia de la interacción entre los terrenos Arequipa y Pampia, nombre de dos trozos de corteza que con el tiempo se amalgamarían en el bloque que hoy es Sudamérica. Otros yacimientos también se formaron durante el Paleozoico, por ejemplo los yacimientos más importantes de hierro de Argentina como el Hierro de Zapla (Jujuy) y Sierra Grande (Río Negro), en ambos casos de origen sedimentario y muy antiguos. entre el Ordovícico y el Devónico. Desde entonces hasta el presente se han constituido todo tipo de yacimientos. Pero en volumen y en dinero, aquellos formados durante los últimos 100 millones de años son por lejos los más importantes. Los yacimientos de minerales con importancia económica ya descubiertos configuran reservas y recursos muy significativos. Muchos de ellos fueron descubiertos por los distintos programas de exploración implementados por el Estado. Desde el premio de $40.000 instituido a fines del siglo XIX para quien hallare carbón, hasta los programas de cartografía geológica y metalogenética, los numerosos planes de exploración desarrollados por la antigua Dirección de Minas (hoy SEGEMAR) y Fabricaciones Militares, la mayoría de los yacimientos identificados se conocen desde por lo menos 30 años. Más recientemente, las empresas mineras extranjeras han realizado un importante trabajo de exploración, sin embargo, lo principal ya había sido detectado por el Estado y sus organismos especializados. Sus técnicos y especialistas merecen gran parte del crédito por esos descubrimientos, hasta ahora un tanto retaceado injustamente. De ese total de yacimientos un pequeño porcentaje ha superado la exploración y alcanzó la etapa de explotación. El resto forma parte de ese recurso potencial que según su grado de cuantificación pasa a ser reservas. La lista de minerales metálicos y no metálicos, así como los distintos tipos de sales y rocas ya conocidos es inmensa. Muchas publicaciones públicas y privadas han detallado cuales son esos yacimientos, sus principales características y posibles productos (ver Angelelli, 1941,1950, 1984, SEGEMAR, 1999, Montamat, 2015, Sarudianski y Nielson, 2017, Wikipedia, 2015, Zappettini, 2016) entre otros muchos). Se encuentran distribuidos en todas las provincias, principalmente las andinas, pero también en las restantes hay recursos minerales importantes. Hasta no hace demasiado se pensaba que sólo en las cordilleras como las de los Andes se debía buscar minerales. En general es así pero debe tenerse en cuenta que en los últimos 25 millones años la faja de actividad magmática se ha desplazado aproximadamente 700 km hacia el este desde la zona de interacción entre la placa americana y la pacífica, especialmente entre los 27° y 34° de Lat. sur, produciendo un conjunto importante de prospectos o áreas con expectativas serias (Paramillos de Uspallata (Mendoza), Gualcamayo, Gualilan (San Juan), La Carolina (San Luis), Farallón Negro (Catamarca), Famatina (La Rioja), entre otros importantes distritos. En la vertiente atlántica de la Patagonia, en lo que se conoce como área Extra-Andina se encuentra una segunda excepción. En las áreas conocidas como los macizos del Deseado (Santa Cruz) y Norpatagónico (Rio Negro y Chubut), se encuentra un área de aprox 1.000.000 km2 de rocas volcánicas de un tipo conocido como riolitas y que se generaron en vinculación con los procesos de apertura del Atlántico. En esas riolitas se encuentran extensos filones de oro y plata que han convertido a la Patagonia en zonas de intensa exploración. La tercera excepción se encuentra en los extremos más distales hacia el este del pie de los Andes. Resulta que en esa zona se encuentran los restos de fragmentos corticales muy antiguos cuya dinámica e interacción genero contextos mineralizantes muy distintos a los procesos andinos y que explican aquellos yacimientos muy antiguos como Aguilar (Pb,Zn), Pirquitas (Sn), Rinconada (Au) entre otros.
Significado económico. Si bien la exploración en detalle del patrimonio minero argentino no ha finalizado, los datos disponibles son contundentes. El valor total de los yacimientos ya explorados, no se conoce con precisión, tanto por falta de información ya sea oficial o privada, por cuanto parte es propaganda o información confidencial de las empresas. No obstante, con bastante seguridad el valor de los diez principales tipos de yacimientos identificados supera 1,3 billones (millón de millones) de dólares a los valores actuales de esos minerales (Tabla I). Se trata del cálculo realizado sobre los recursos o reservas de sólo 10 sustancias. Si se incorporan las estimaciones geológicas aún no demostradas, pero respaldados en el conocimiento geológico y metalogenético, esos valores ascienden a 4 billones de dólares. Si se ampliara la evaluación a los restantes minerales metalíferos y minerales y rocas de aplicación, las cifras crecerían sustancialmente. Se trata de valores espectaculares y el qué hacer y cómo hacer para su aprovechamiento no es un tema menor. Se trata de la dote que la naturaleza le regalo al territorio argentino. Es algo así como cinco Vacas Muertas, dispersas en todo el país que representa no menos de 10 veces el valor de nuestra deuda externa y equivale a decir que, en caso que se extrajera, cada argentino tendría al nacer una dote de entre U$S 50.000 y 150.000 dólares, según el éxito de la exploración.
Tabla I. Principales reservas y potencialidades de los minerales más importantes en la Argentina. Fuentes:- Recursos/Reservas, SEGEMAR memoria anual 2014, Zappettini, 2016. -Valor unitario LME, Panorama Mineroy otros, el valor de los boratos es tentativo, – Potencial Estimado, Zappettini, 2016.
Al igual que en el caso del petróleo, para extraer los minerales del suelo y el subsuelo hay que realizar grandes inversiones. También, es inevitable que en el proceso de extracción y concentración se pierde un porcentaje de los minerales, que en promedio se estima en no menos del 20%. Estos valores, impresionantes tal cual son refieren tan solo a lo ya conocido y a lo desconocido pero evaluado en forma muy conservadora, cuando se sabe que el potencial de muchos de los principales minerales metalíferos es muy superior. A la inversa, no se puede omitir, que cada vez será más difícil, complejo y costoso el descubrimiento y producción de los recursos no descubiertos, por ello es necesario alentar con insistencia a la exploración para logar poner en valor esos recursos.
Encrucijadas y posibilidades actuales. Como es público y notorio y se ha reiterado hasta el cansancio durante las últimas décadas (numerosísimos autores y políticos, Page, 2016), la minería es una alternativa estratégica mayor para la argentina. No obstante, por causas distintas, a lo largo de los años se ha visto que la industria minera jamás ha estado cerca de explotar plenamente su potencial conocido. Nada asegura que ahora sea distinto. La política minera vigente ha ayudado significativamente a generar un impulso importante; igualmente, siendo notable el crecimiento de los últimos 25 años, el mismo se aprovechó de toda la labor exploratoria del Estado durante 100 años. Ese Estado generoso que se conformó con precios ridículos para ceder la mayoría de las áreas en su poder (La Alumbrera se adjudicó en 20 millones de dólares y Sierra Grande se remató en 10 millones de dólares) y además ofreció ventajas promocionales muy importantes. Sin embargo, a pesar de todas las ventajas, aún hoy es muy pequeña la fracción de los yacimientos que se han convertido en minas en producción. A lo largo de su historia reciente se han sucedido los gobiernos militares, peronistas, radicales neoperonistas, gobiernos más de izquierda o más de derecha, todos con la intención de desarrollar el sector, pero parecería que en ningún caso han logrado desarrollar la ecuación justa. Como se suele decir aquí también parecería que lo esencial es invisible a la vista. A lo mejor lo que falta no son más leyes o decretos, lo que falta es lograr el compromiso social actualmente adverso a la actividad. El Gobierno está dando los toques finales a la actualización del Pacto Federal Minero iniciativa muy necesaria y muy oportuna, sin embargo, los temas de la comunidad y comunidades y las licencias sociales, todavía requieren mucha más atención que la que se le esta asignando. Muchas son las alternativas posibles para un programa nacional de desarrollo minero, pero todas requieren un en enorme salto en el proceso prospectivo y exploratorio y allí el SEGEMAR debería reasumir su rol, aggiornarse y ponerse a trabajar intensamente. Claro que esa es una decisión mayor y no va a suceder sin una muy fuerte decisión política. De todos modos, en tanto regulador y promotor, el Estado debería manejar la mejor y más actualizada información para articular sus políticas sectoriales y eso no parece estar sucediendo.
Referencias
Angelelli, V. 1941. Los yacimientos minerales y rocas de aplicación de la República Argentina. Su geología y relaciones genéticas. Dirección Nacional de Geología y Minería. Boletín n° 50, Buenos Aires.
Angelelli, V. 1950. "Recursos minerales de la República Argentina. Parte I: Yacimientos Metalíferos", Revista del Instituto Nacional de Investigación de las Ciencias Naturales anexo al Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”. Ciencias Geológicas. Tomo II, 542p. Bs. As.
Angelelli, V. 1984. Yacimientos metalíferos de la República Argentina. Tomo I. Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata. UNLP. Instituto de Geología Aplicada.
Diario de Cuyo, 9 de febrero 2016. https://www.diariodecuyo.com.ar/suplementos/Volver-al- futuro- minero-interespor- antiguos-yacimientos- locales-20170208- 0143.html Montamat, D. G., 2015. Mineria y Desarrollo. El potencial minero argentino, desafíos y oportunidades. Informe del Estudio Montamat y Asociados.
Page, R. “Encrucijadas de la Minería Argentina”. 2016. Comité de estudios de Asuntos Energéticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) Buenos Aires, 16 de noviembre de 2016
Sarudiansky R. y H. Nielson. 2016. Minería en la República Argentina. Centro de Estudios para la Sustentabilidad, Instituto de Ingeniería e Investigación Ambiental, Universidad Nacional de San Martín. Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencias http://aargentinapciencias.org/2/index.php/grandes- temas-ambientales/mineria- y-ambiente/76- mineria-en- la-republica- argentina.
SEGEMAR, Instituto de Geología y Recursos Minerales, 1999. “Recursos Minerales de la República Argentina”, Ed. E. Zappettini, Editor. Anales 35, T I y II, Buenos Aires.
Wikipedia. Minería en Argentina. 2015. https://es.wikipedia.org/wiki/Miner%C3%ADa_en_Argentina#Ubicaci.C3.B3n_y_productos_de_las_principa les_explotaciones_y.2Fo_exploraciones_.28marzo_de_2015.29
Zappettitini, E. 2016. “Aspectos metalogenéticos del noroeste argentino: modelos de depósitos y potencialidad”. Versión PDF de conferencia. En http://www.argentinamining.com/es/formcharlas/view?id=169 , Argentina Mining, 7 de setiembre 2016, Salta.