Según algunos medios del mundo, a partir del conflicto desatado por la crisis en Ucrania, Estados Unidos (EEUU) tendría la capacidad de reducir la dependencia europea del gas proveniente de Rusia. Esto no es posible por ahora.
En primer lugar, EEUU no cuenta actualmente con los niveles de producción necesarios para exportar. Y si eso fuera posible, tampoco cuenta con la infraestructura necesaria para su transporte. Y si eso fuera posible, sería mucho más costoso que el gas proveniente de rusia.
Es cierto que la producción de petróleo y gas en EE.UU. ha aumentado gracias a las nuevas tecnologías, como la perforación horizontal y la fracturación hidráulica. Sin embargo, a pesar del desarrollo de los recursos no convencionales del shale, todavía sigue siendo un importador neto de petróleo y no ha llegado aún a producir la misma cantidad de gas natural que consume.
A pesar de la gran cantidad de shale gas que posee EEUU, es importante señalar que los pozos se caracterizan por tener un rápido declive de su producción, por lo que requieren de perforación permanente para sostener los niveles de producción. Actualmente se perforan cerca de 6.000 pozos de gas al año sólo para mantenerse al día con su propia demanda. Para aumentar la producción de gas de modo tal que Estados Unidos pueda abastecer a Europa, se estima que EEUU tendría que perforar alrededor de 15.000 pozos más. Actualmente el país cuenta con 345 equipos de perforación. Se necesitaría duplicar la cantidad de taladros para añadir al menos 6.000 pozos. Con el tiempo promedio de perforación en 21 días, sin tiempo de inactividad, se necesitarían 2 años para lograrlo.
Suponiendo que EEUU pudiese aumentar la producción disponible para exportar, no tendría la infraestructura necesaria para concretarlo. Para poder exportar el gas habría que convertirlo en gas natural licuado (GNL). El transporte de gas natural requiere la congelación en forma líquida a -162°. EL problema es que para ello se requiere construir terminales de exportación de GNL, lo cual tardaría entre cinco y siete años y demandaría un costo de miles de millones de dólares. Entonces, el GNL sería mucho más caro que el gas que Europa ahora está recibiendo de Rusia.
Una alternativa para conseguir gas que no sea proveniente de Rusia, serían los países de la OPEP de Medio Oriente. El problema es que tampoco cuentan con la infraestructura necesaria para exportarlo. Hay numerosas instalaciones en construcción en todo el mundo, pero todas tienen el mismo problema con la duración de los tiempos y su alto costo.
Por lo pronto no hay soluciones fáciles al problema de la dependencia energética de Europa, la cual depende del gas que se envía desde Rusia a través del sistema de gasoductos hace mucho tiempo. Rusia puede poner precios más altos al gas en cualquier momento y no hay nada que Europa o EEUU puedan hacer al respecto.