En Canadá, un proyecto energético de US$ 1 mil millones está dividiendo a la nación una vez más, pero esta vez, no tiene nada que ver con gasoductos o incluso terminales de GNL. Es la mina de arenas bituminosas Frontier la que el gobierno federal de Justin Trudeau debe aprobar o rechazar para fines del próximo mes.
Según la mayoría de los analistas, esta decisión sellará para siempre el destino de las arenas petrolíferas canadienses. Muchos ven la aprobación o el rechazo del proyecto de la mina Frontier como crucial para indicar, de una vez por todas, qué es más importante para el gobierno liberal, la protección del medio ambiente o el desarrollo de los recursos minerales de Canadá.