Alimentos

En las distintas comunidades que encontramos en la naturaleza, el ordenamiento y las funciones de las poblaciones se estructuran a partir de la búsqueda de alimento, el cual constituye la energía necesaria para la vida. Esta situación también es válida para las sociedades humanas. La razón fundamental porque los alimentos y la energía son considerados recursos críticos es que las plantas sólo pueden convertir una limitada cantidad de energía solar – sólo alrededor del 0,1% de la radiación solar que llega a nuestro planeta – en biomasa. Antes que los combustibles fósiles comenzaran a utilizarse, la humanidad compartía con otros animales esa porción de la energía del sol capturada por las plantas y que se utilizaba como alimento y energía.

Sin embargo, las distintas sociedades humanas han establecido a través de su historia distintos ordenamientos sustentados en el uso de dispositivos energéticos que fueron aumentando la capacidad de conseguir alimentos y que generaron un aumento sostenido de la población. La primera etapa tecnológica surge a partir del diseño de armas simples, como el palo, el hacha o la lanza que le dieron la posibilidad a las primeras comunidades de la especie homo convertirse en cazadores y aumentar así, de manera significativa, su capacidad de obtener alimentos.

Una segunda etapa surge con la agricultura, entendida como una revolución tecnológica para aprovechar de manera más eficiente la energía solar, y la domesticación de animales, que dio lugar a sociedades sedentarias y al desarrollo de la cultura y el crecimiento económico. Por último, la Revolución Industrial y el uso de combustibles fósiles, junto con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que impulsaron de manera exponencial el crecimiento económico y poblacional.

La percepción, el valor y la utilización del espacio por las civilizaciones pre industriales fue muy diferente de los usos de las sociedades modernas, energizadas por los combustibles fósiles y altamente electrificadas. Un ejemplo de esto es el tratamiento que se le da a la tierra como factor de producción. La economía clásica, nacida al comienzo de la Revolución Industrial, consideraba a la tierra como un recurso natural crítico. En contraste, en el pensamiento económico moderno latierra, como otros recursos naturales, ha sido ignorada como recurso crítico y se le considera un insumo del trabajo y el capital.

Hoy, sostener una población de 7.500 millones de habitantes sólo es posible a partir de los combustibles fósiles, la intensificación en el uso de los recursos, el constante desarrollo tecnológico y en un orden mundial estructurado en los centros urbanos. Pero este crecimiento ha tensionado los recursos naturales. La agricultura y la seguridad alimentaria mundiales afrontan enormes desafíos. El aumento de la población y la elevación de los ingresos en una buena parte del mundo en desarrollo han impulsado la demanda de alimentos y de otros productos agrícolas hasta niveles sin precedentes.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha calculado que, para poder satisfacer la demanda de alimentos en 2050, la producción agrícola y ganadera mundial anual debería ser un 60 % mayor que en 2006. Aproximadamente un 80 % del incremento necesario tendría que ser producto de un aumento del rendimiento y un 10 % de un mayor número de campañas agrícolas por año. Esto obligará a usar cada vez más recursos, ya que la generalizada degradación de la tierra y el aumento de la escasez de agua limitan las posibilidades de incrementar el rendimiento. Si no se redoblan los esfuerzos para reducir la pobreza y llevar a cabo la transición a una agricultura que sea a la vez productiva y sostenible, habrá muchos países, principalmente los de bajos ingresos, a los que les resulte difícil garantizar el acceso de toda su población a una cantidad adecuada de alimentos.

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