Alemania no reduce sus emisiones

A pesar del desarrollo de energías renovables Alemania no ha logrado hasta el momento reducir sus emisiones de dióxido de carbono. En la actualidad son casi las mismas que en el 2009, por lo que las posibilidades de lograr cumplir sus objetivos de reducción de emisiones en un 40% para el 2020 y un 55% para el  2030 son realmente complicadas.

Después del accidente nuclear de la central japonesa Fukushima en 2011, el parlamento alemán decidió abandonar la energía nuclear poniendo fecha de cierre de todas las centrales nucleares del país para el 2022. A su vez, se propuso la meta de producir el 80% de la electricidad a partir de energías renovables para el 2050. Esta nueva política energética alemana es denominada Energiewende (transición energética) y proyecta convertir al país germano en una economía energéticamente sostenible, sustituyendo progresivamente la energía nuclear y los combustibles fósiles por energías renovables, mejorando la eficiencia energética y reduciendo al mínimo las emisiones de dióxido de carbono.

En la actualidad, según un informe elaborado por el especialista en energía Roger Andrews, Alemania continúa con su objetivo de cerrar sus centrales nucleares y aumentar la generación eléctrica a partir de renovables pero no ha logrado reducir su dependencia del carbón. Además, se están retrasando la construcción de las líneas de transporte eléctrico que son necesarias para la distribución de la energía generada mediante renovables de manera eficiente. Por otro lado, se están recortando los subsidios a las energías renovables, por lo que la inversión en estas fuentes ha caído a niveles insuficientes para lograr ampliar la capacidad suficiente de generación, y poder así cumplir el objetivo de reducción de las emisiones que Alemania se propuso para 2020.

Como se puede observar en las figuras 1 y 2 las emisiones de Alemania no han disminuido desde 2009 a pesar de la duplicación de la penetración de las energías renovables en el sector eléctrico, y todo parece indicar que Alemania no alcanzará su objetivo de reducción de emisiones para 2020 y muy posiblemente por un amplio margen.

En la figura 1 podemos observar, las emisiones de gases (en toneladas de CO2 equivalente) de efecto invernadero de Alemania desde 1990 hasta el año 2015 tomando todas las fuentes de energía.

La Figura 2 muestra el crecimiento de la penetración de las energías renovables en el sector de generación eléctrica en Alemania desde 1990.

En los últimos 15 años la generación de energía renovable en Alemania se ha multiplicado desde el 10% hasta el 30%, por lo que uno podría pensar que esto habría tenido un impacto visible en las emisiones del sector eléctrico. Pero como se muestra en la Figura 3, es difícil de detectar algún tipo de impacto. A pesar del aumento absoluto del 20% en la penetración de las energías renovables entre 1999 y 2014 las emisiones del sector eléctrico apenas han variado a lo largo de este período, y si no hubiera sido por la recesión 2008/9 probablemente habrían aumentado:

Como vemos, las emisiones del sector eléctrico (las barras rojas en la parte inferior) se redujeron entre 1990 y 1999, pero desde entonces se han mantenido relativamente estables. Las emisiones procedentes de otros sectores disminuyeron entre 1990 y 2009, pero desde ese año también se han equilibrado. El resultado de esto es que las emisiones de Alemania hoy en día son casi las mismas en 2009. El incremento en la generación de energías renovables durante este periodo claramente no ha tenido el efecto deseado. El sector de la electricidad contribuye en la actualidad sólo el 45% de las emisiones totales de Alemania por lo que lograr un descenso solo en este sector no solucionaría el problema de raíz. Por lo dicho anteriormente, las posibilidades de que Alemania logre cumplir sus objetivos de 2020 y 2030 de reducción de emisiones son realmente complicadas.

La razón de que las energías renovables no han tenido ningún efecto detectable sobre las emisiones responde a que el aumento en la generación de estas fuentes han sido para responder al aumento de la demanda. Además, la sustitución de la electricidad generada mediante la generación nuclear ha sido reemplazada por gas, carbón y lignito, que se mantienen casi en los mismos volúmenes  desde 1990 (Figura 4). Al parecer, el objetivo de cerrar las centrales nucleares no va de la mano con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Otras dificultades

La Energiewende ha logrado aumentar la participación de las renovables debido a las enormes cantidades de dinero que se le ha suministrado por parte del gobierno alemán en forma de subvenciones. Sin embargo, ahora la política de Alemania está cambiando en respuesta a un decreto de 2014 de la Unión Europea que no permite el uso de subsidios directos. Este decreto fue motivado por los países vecinos (Polonia, la República Checa y los Países Bajos), que se quejan de las sobrecargas de energía renovable no deseadas procedentes de Alemania. Esto se debe a que la UE tiene un sistema interconectado de energía, por lo que las intermitentes fluctuaciones en el flujo eléctrico generado por las renovables afecta a las naciones aledañas.

Por otro lado, los grandes subsidios otorgados al desarrollo de las energías renovables tiene un gran impacto en los bolsillos de los alemanes. El país bávaro tiene la segunda tarifa en electricidad más alta de toda la UE solo superado por Dinamarca. La figura 5 muestra la relación entre la penetración de las renovables y el costo de la electricidad en cada país.

 

 

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