Del autoabastecimiento a la seguridad energética

Por Victor Bronstein

Argentina es un país con petróleo, no un país petrolero.” Esta frase, usada frecuentemente como muletilla, encierra una de las claves para entender las particularidades de nuestro desarrollo petrolero y el origen de nuestras dificultades, debates y políticas implementadas a través de nuestra historia en este campo.
Cuando miramos al mundo, su desarrollo, su crecimiento, sus avances tecnológicos, sus procesos de integración y sus conflictos vemos que toda esta dinámica está sustentada en el petróleo. El petróleo ha modelado nuestra civilización transformando las ideas sobre economía, desarrollo social e innovación tecnológica. Hoy, la energía que alimenta nuestros dispositivos tecnológicos es derivada de los hidrocarburos, ya sea petróleo o gas. La energía que hace nuestro trabajo es derivada de los hidrocarburos. La energía que ilumina nuestras casas, que mueve el transporte y que genera la electricidad es principalmente proveniente de los hidrocarburos. Todos los plásticos que nos rodean en miles de objetos cotidianos derivan de los hidrocarburos. La producción mundial de alimentos que permite alimentar a más de 6.400 millones de personas se basa en fertilizantes hechos con hidrocarburos y fumigados con pesticidas fabricados, también, a base de hidrocarburos.
En la medida que nuestros sistemas económicos y nuestra cultura dependen de los consumos energéticos y en la medida que el petróleo proporciona cerca del 40% de la energía total consumida y más del 90% de la utilizada en transportes, puede entenderse que todo lo que gira en torno del petróleo esté condicionando la dinámica política del mundo.
Estamos viviendo en la era del petróleo, pero ocurre que el petróleo está distribuido en la naturaleza de tal manera que ha generado una dinámica muy particular caracterizada, esquemáticamente, por tres actores fundamentales: países productores, países consumidores y grandes empresas petroleras.
A principios del siglo XX, los países europeos, que no tenían petróleo, comenzaron a desarrollar una diplomacia petrolera de apoyo a sus empresas. Alrededor de 1920, Estados Unidos también se suma a esta política. México y Venezuela en nuestro continente sufren esta política.
Es en este contexto que Argentina descubre petróleo en Comodoro Rivadavia y comienza a desarrollar una política nacionalista con el objetivo de defender el recurso. Esta política nacionalista se acentúa durante la primera Guerra Mundial, durante la cual la Argentina sufre su primera crisis energética, y se consolida con la creación de YPF. El gran problema fue que el Golfo de San Jorge no es el Golfo de México. Esta situación llevó a que YPF, durante toda su historia, tuviera grandes dificultades para lograr el autoabastecimiento petrolero que le reclamaban los distintos actores políticos y sociales, y que se había convertido en un problema económico para nuestro país. Esta tensión entre la defensa de un recurso escaso y las necesidades de inversiones para extraerlo caracterizó la política petrolera de nuestro país durante el siglo XX. El intento de Perón de firmar los contratos con la California, los contratos de Frondizi y la posterior anulación por parte de Illia son ejemplos de estas dificultades.
Hoy, Argentina sigue siendo un país con petróleo y no un país petrolero, y si bien debemos seguir explorando en busca de nuevos recursos, tenemos que evitar repetir las mismas tensiones. El tema fundamental por el cual debe preocuparse nuestro país no es el autoabastecimiento, sino la seguridad energética; es decir: discutir cómo garantizamos para nuestro país el abastecimiento, sea con recursos propios o con acuerdos estratégicos con países petroleros.
Esto exige otro debate y la incorporación de otros actores. En Estados Unidos no es casual que la política energética se establezca desde la Secretaría de Seguridad, ya que es una cuestión estratégica que requiere un enfoque que trasciende lo económico y técnico.
En este sentido, el nivel institucional marca la importancia que un país le da a determinadas problemáticas y la posibilidad de encararlas con éxito. Si la energía es la cuestión central en el desarrollo de nuestra civilización, queda una pregunta pendiente, ¿por qué Argentina no tiene un Ministerio de Energía?.

Original:http://sur.infonews.com/notas/del-autoabastecimiento-la-seguridad-energetica

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